Kyiv ha acusado a las fuerzas rusas de convertir el complejo en una base militar y utilizarlo como escudo para lanzar ataques, a sabiendas de que Ucrania no puede devolver el fuego sin arriesgarse a alcanzar uno de los reactores de la central. Ucrania también ha culpado a Rusia de las explosiones que se produjeron en el complejo a finales del año pasado.
Petro Kotin, presidente interino de la empresa ucraniana de energía atómica, Energoatom, está preocupado por la militarización de la central, pero también por una reducción significativa del personal cualificado en las instalaciones. El servicio de prensa ruso de la central declaró a CNN que se están contratando nuevos empleados, «lo que garantiza [su] funcionamiento seguro».
Si ocurre algo, Energoatom «no puede intervenir y mitigar realmente cualquier consecuencia o paliar cualquier emergencia» porque Rusia controla el territorio, dijo Kotin.
A pesar de lo que Kotin describió como el creciente riesgo de un error o incumplimiento de los protocolos de seguridad en la central de Zaporiyia, y de los repetidos llamamientos de Kyiv para que se impongan sanciones a Rosatom, la empresa rusa se mantiene prácticamente indemne, aunque el Reino Unido sancionó a su cúpula directiva y a varias filiales el mes pasado, y Finlandia rescindió un acuerdo sobre una central eléctrica el pasado mayo.
Los expertos afirman que Rosatom sigue protegida por el papel vital que desempeña en la energía nuclear mundial y por el hecho de que no puede ser sustituida fácilmente.
El problema es una «muñeca rusa de dependencias entrelazadas», afirma Paul Dorfman, presidente de Nuclear Consulting Group y asesor durante muchos años del gobierno del Reino Unido y de la industria nuclear.
Para empezar, Rosatom es un exportador clave de combustible nuclear. En 2021, Estados Unidos dependía del monopolio nuclear ruso para el 14% del uranio que alimentaba sus reactores nucleares. Las empresas de servicios públicos europeas compraron casi una quinta parte de su combustible nuclear a Rosatom. Según Dorfman, la Unión Europea ha avanzado poco desde que se desvinculó de la industria nuclear rusa.
Rosatom también proporciona servicios de enriquecimiento, que representan el 28% de lo que Estados Unidos necesitó en 2021. Ha construido numerosas centrales nucleares en todo el mundo y, en algunos casos, financiado su construcción. A finales de 2021, casi una de cada cinco centrales nucleares del mundo estaban en Rusia o eran de construcción rusa, y Rosatom está construyendo 15 más fuera de Rusia, según el Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia.